Cartagena, 2 de septiembre de 2016

5Les voy a contar una historia de liderazgo …

… vivió el horror de los atentados… el agobio de que su ciudad se quedara sin agua por el derrame de petróleo en los ríos... se acostumbró a que en su vida se instalara el miedo por la presencia de grupos armados. Pero con valor inmenso, nunca renunció a su misión, lleva diez años impulsando proyectos productivos para víctimas de la guerra, y fomentando la sustitución de cultivos ilícitos.

Es una mujer… una gran mujer… Decci Yanira Ibarra, Presidenta de la Cámara del Putumayo, pero también es Sayda, de Tumaco; Álvaro, de La Guajira; Gisella, de Arauca; Elsa Paselia, de Chocó; Martha Lucero, de San José del Guaviare; Oriana, del Cauca; Carlos, de Casanare; mujeres y hombres que simbolizan el trabajo de los líderes de las Cámaras de Comercio de Colombia, ejemplo de compromiso con sus regiones, pese a las enormes dificultades. 

Este espíritu, forjado en el crisol de las Cámaras de Comercio, nos hace llegar a este Congreso llenos de fe y confianza, porque tenemos la certeza de que el camino para Colombia es la paz y que los mejores tiempos están por venir. 

Hemos vivido en ciclos cortos porque la violencia genera la desconfianza de un futuro incierto. La paz será la posibilidad de pensar con grandeza y proyectarnos quizás para los próximos cien años. El bien superior de la paz consolida el concepto de Nación donde cabemos todos y se prolonga nuestra historia.

Señor Presidente,

las grandes transformaciones que nos esperan no serán fáciles, como no ha sido el camino que usted ha transitado. He tenido el honor de ser testigo en primera fila de la forma como ha liderado el proceso de paz, una labor admirable, de mucha paciencia, para juntar todas las piezas necesarias. Ha dicho que esta no es la paz suya, sino de los colombianos. Y ha puesto en nuestras manos el destino de Colombia. Así tiene que entenderse, todos somos y seremos protagonistas en la construcción de esta nueva sociedad. Y porque sabemos que la paz es un bien de todos, cuenta, Sr Presidente, con todo nuestro apoyo. 

Dedicamos las jornadas de este Congreso a transitar por lo que será una nueva agenda empresarial para el país, un país que tendrá que aprender a pensar diferente y a comportarse diferente. 

Hay que entender que este es un proceso único y extraordinario. Las normas jurídicas son fundamentales, también la mente abierta a soluciones superiores. Así lo enseña la experiencia de otros conflictos.

Cada uno de nosotros debe darle una oportunidad y contribuir a la paz. Sólo así podremos disminuir la desigualdad y alcanzar un Estado de Bienestar, que choca con la falta de recursos para sostenerlo.

Tuve ocasión de estar por invitación suya en La Habana cuando se firmó el acuerdo de cese al fuego. Me senté cerca de la delegación de las Farc y pude mirar a los ojos a los jefes guerrilleros, ver sus caras de emoción, sorpresa y, por qué no decirlo, de temor. Y oírlos cantar a voz en cuello el Himno Nacional. Pude reflexionar sobre su condición y su pasado violento. Luego, cuando comenté mis impresiones con la congresista Clara Rojas, quien estuvo secuestrada por esa guerrilla más de seis años, me dijo que no había podido dormir la noche anterior ante la expectativa del encuentro con los cabecillas, pero que había superado la prueba y había perdonado. Después la observé en el trayecto de regreso: se veía cansada, pero feliz.

Comprendí entonces algo que había oído, pero no asimilado en concreto. Que un país que se transforma a través de la reconciliación, demanda coraje en cada colombiano para proyectar, en un futuro desconocido, un pasado doloroso que ha sido triste y traumático por cuenta de la violencia. 

 

Estamos cerca de esta transformación inédita, por primera vez vamos en contra ciclo del mundo, donde la amenaza del terrorismo y tendencias aislacionistas quieren dominar la agenda de muchas naciones.

La confianza y el crecimiento mundial pasan por momentos difíciles. La vieja Europa, afectada por el Brexit, no levanta cabeza. Se suma que Asia, por cuenta de la desaceleración de China, mengua su crecimiento. Por su parte, EE.UU. crece, pero no en los niveles deseables. Y nuestra América Latina se estanca. 

En esta coyuntura Colombia crece con gran esfuerzo. Para acelerar nuestro crecimiento tenemos grandes retos en desarrollo de capital humano, eficiencia productiva y justicia. 

 

En el corto plazo, debemos conjurar la inflación a través de mejorar las condiciones logísticas y de siembra y producción de alimentos, en especial en la altillanura. 

Otro reto urgente es bajar los niveles de tributación. Hemos sostenido que es fundamental una reforma tributaria para la competitividad, que sea estructural e integral. Que amplíe la base para que no graviten los impuestos sobre los mismos, que fortalezca a la Dian y combata la informalidad. La informalidad, que bien amerita una gran cruzada nacional como lo hemos venido demandando. Basta mencionar la triste realidad de que dos tercios de los asentamientos urbanos son informales y, por solo dar un ejemplo, que las tres cuartas partes de la carne que consumimos proviene de vacunos sacrificados en mataderos ilegales.

Un dato que no podemos olvidar es que alrededor de la mitad de los trabajadores colombianos está en la informalidad.  Por ello el esfuerzo de nuestras Cámaras se refleja en 70.000 empresas formalizadas en el último año y 47 Ventanillas Únicas Empresariales para facilitar la creación de nuevas firmas. Debemos formalizar las más diversas actividades económicas de nuestro país. Y a su mano de obra.

La corrupción es otro de los graves problemas del país. Desde la Comisión Ciudadana de Lucha contra la Corrupción hemos participado en la preparación y entrega de cinco informes donde recomendamos fortalecer la política anticorrupción e involucrar al sector empresarial, para generar corresponsabilidad en la lucha contra este flagelo.  En este contexto, para dar transparencia a la contratación estatal, en sintonía con la OCDE en materia del Registro Único de Proponentes, hemos planteado que no se elimine, que el Gobierno no asuma ese costo, y, por el contrario, modernizarlo y vincular muchas más empresas a las ventas al Estado.

Con base en los datos de las Cámaras de Comercio, que son un activo invaluable del país, estamos entregando Información para la Competitividad que contribuye a mejorar la calidad de las decisiones de los empresarios, la definición de políticas públicas y el ataque a la corrupción y la informalidad. Nuestros estudios más recientes sobre exportaciones y nacimiento y supervivencia de empresas, muestran que en los últimos cinco años el número de las exportadoras aumentó en un 9%, mientras en ese periodo el total de empresas en Colombia creció el 16%; y que solo el 30% de las nuevas empresas sobreviven a los cinco años, cifra inferior a la que registran países de la OCDE.

El panorama que he descrito contrasta con la rica variedad de nuestro país y el liderazgo de ESTOS empresarios en sus regiones. Por eso bien merecen que se gire el timón para que toda la acción pública y privada se concentre en la estrategia clúster con la audacia que demanda conquistar el mundo. Nuestra propuesta es empalmar la Política de Desarrollo Productivo, en buena hora presentada por la Ministra de Comercio, Industria y Turismo, con los clúster que las Cámaras de Comercio han identificado y están impulsando. 

Hemos iniciado el camino para que nuestros programas productivos estén donde ha existido mayor victimización, como medio para propiciar la reconciliación. No hay que olvidar que solo las personas y la capacidad que tengan de relacionarse entre sí, es lo que arroja resultados perdurables.

Y estamos convencidos de que la democracia se fortalece cuando se encuentran mecanismos eficaces de justicia, lo cual será fundamental para el posconflicto.  A través de las Cámaras de Comercio contamos con una red de 54 Centros de Conciliación y Arbitraje, listos para apoyar la reconciliación. 

La innovación es otro tema de primer orden. Con Colciencias impulsamos en las regiones las Alianzas por la Innovación que han beneficiado a cerca de 7.000 empresas. En este evento, premiamos a varios de esos admirables y creativos empresarios. Y también, en conjunto con Procolombia, a aquellos que le están apostando a la internacionalización marcando el camino a muchos otros.

Es fundamental reconocer la importancia del empresario en el posconflicto como generador de recursos y oportunidades para los colombianos. Llevamos años impulsando el emprendimiento en Colombia. En el último año las Cámaras de Comercio han beneficiado a 40.000 colombianos y en conjunto con el BID desarrollaremos competencias emprendedoras en 3.000 jóvenes de escasos recursos.

Colombia ha logrado mantener la estabilidad macroeconómica aun en medio del conflicto. El posconflicto, no nos cabe duda, será la oportunidad de imaginar un país que crece más, con mayor inversión, más seguro, con la confianza interna y externa para trabajar colectivamente y delinear nuestro futuro. Para lograrlo contamos con el ímpetu de los colombianos, como lo demostraron nuestros valientes medallistas en las pasadas Olimpiadas, llenándonos de emoción y patriotismo.

A lo largo de la historia republicana de Colombia las Cámaras de Comercio han apoyado el desarrollo institucional del país, en la búsqueda de acciones que procuren el bienestar de los colombianos.

Como he compartido hoy con ustedes, las Cámaras de Comercio vienen trabajando desde la región colombiana por mejorar las condiciones de su desarrollo competitivo, hacer más eficiente la creación de empresas y sus negocios, y preparándose para ese nuevo país que asoma.

Señor Presidente,

Creemos que frente a esta coyuntura histórica, el modelo que venimos practicando puede darle un gran impulso a la nueva agenda de Colombia y es el que ponemos al servicio de la sociedad, de la mano de su Gobierno.

Puedo asegurarle que en el posconflicto las mejores aliadas serán las Cámaras, tanto en el desarrollo empresarial, como en el seguimiento a la gestión pública e identificación de los proyectos estructurantes en las regiones.

Reiteramos nuestro respaldo y reconocimiento a la abnegada tarea que ha liderado en procura de la reconciliación de TODOS los colombianos. Se avecinan momentos de la mayor trascendencia que nos permitirán refrendar el apoyo a ese nuevo país que queremos, y por el cual venimos trabajando día a día en todos los rincones de Colombia donde las Cámaras están presentes.

Como decía Mahatma Gandhi: “No hay camino para la paz, la paz es el camino” ... Y qué bueno poderlo caminar de la mano de Usted, Señor Presidente, y de la Red de cámaras de Comercio de Colombia.

Muchas gracias.