Tuve la oportunidad de intervenir en la inauguración del reciente Congreso Dominicano de Cámaras de Comercio, en donde hice énfasis en un tema de absoluta importancia en los momentos actuales, enfocado en que, dado el lento desarrollo de los países iberoamericanos, se requiere una mayor integración empresarial para impulsar el crecimiento económico y el bienestar social de la región, sobre todo de América Latina.

Lo anterior, porque la pregunta que nos formulamos con los líderes empresariales que se dieron cita en este congreso es cómo se puede impactar de una manera más profunda y decidida el desarrollo de Iberoamérica para ser más relevantes en el contexto global.

Ya en 2017 un informe del Banco Mundial señalaba que Iberoamérica necesitaba una mayor integración económica para mejorar la competitividad en los mercados internacionales e impulsar el crecimiento económico a largo plazo a través del regionalismo abierto.

Entonces, ¿cómo podemos hacer más fuerte la comunidad empresarial iberoamericana, cuyo lento avance nos impone grandes retos?

Una de las respuestas es que nuestros países y empresarios necesitan estar más conectados e integrados para alcanzar una visión ganadora en el nuevo orden mundial, con la tecnología como trampolín para fortalecer a las empresas, proteger el empleo e impulsar las exportaciones y el conocimiento.

Luis Huete, experto español, que es un reconocido pensador del management, nos ha señalado por qué es importante alcanzarlo. Afirma que necesitamos empresas de más tamaño, economías de escala y de redes, necesitamos más multinacionales cuyas oficinas centrales estén en la región y necesitamos operar en muchos países lo que es un desafío que obliga a trabajar con estándares más altos

Lo anterior, contribuirá a integrar millones de personas en una clase media profesionalizada y emprendedora, y a crear más prosperidad en la región lo que es prioritario para reducir la tasa de pobreza y crear un círculo virtuoso de más inversiones, emprendimiento, innovación y mejora continua.

Es un tema que también señalamos en la declaración realizada en Lima en el marco de la 50° Asamblea General de la Asociación Iberoamericana de Cámaras de Comercio, que reunió el 24 de octubre a representantes de 21 países de la región, para profundizar el trabajo en defensa de las empresas, la iniciativa privada y la promoción del libre comercio.

Allí ratificamos que las pequeñas y medianas empresas son la base de la economía de los países iberoamericanos y que es necesario apoyar su productividad y sostenibilidad, abordando procesos de digitalización e internacionalización para consolidarse en los mercados.

Sin duda, los instrumentos de integración deben contribuir a que los países superen sus fronteras, porque lo contrario resta oportunidades para que las empresas puedan crecer a partir de mercados ampliados, y de esta manera continuar con su fundamental aporte al desarrollo económico y social. Es un reto pleno de significado en una época altamente desafiante que nos obliga a buscar alternativas para apalancarnos en la innovación, la integración y el crecimiento empresarial.