Recientemente, participé en un foro sobre ‘Justicia, Paridad y Género en Colombia’, programado por el Congreso de la República, que permitió reflexionar sobre la importancia de la mujer en la sociedad y verificar con algunos datos la realidad de su discriminación.

Veamos algunas cifras del Ministerio de Trabajo y el Dane: el desempleo de las mujeres (14,4%) es mayor al de los hombres (8,5%); el 51% de las mujeres ocupadas es informal; tener personas a cargo reduce la oferta laboral femenina en 17,5% y la masculina solo en 2,5%; con el mismo nivel educativo los hombres ganan en promedio 21% más que las mujeres, y, finalmente, las mujeres trabajan en promedio 10,8 horas más a la semana que los hombres.

La importancia de generar acciones con enfoque de género no solo se enmarca dentro de un discurso de defensa y promoción de los derechos humanos, sino también de desarrollo y crecimiento económico, en la medida en que “los países que tienen una mayor igualdad entre mujeres y hombres son más productivos, tienen mayores niveles de crecimiento económico, instituciones más representativas y mejores resultados de desarrollo para las próximas generaciones”, como lo afirmó la OIT en el 2001.

Integrar completamente a las mujeres en la producción y el consumo, genera un retorno significativo para la sociedad, llamado ‘dividendo de género’, que se comporta como los de una empresa pública o privada, es decir, corresponde a los beneficios obtenidos de tomar decisiones correctas al invertir en mujeres como trabajadoras y líderes potenciales, al igual que entender a la mujer como consumidora y el impacto que su toma de decisiones tiene sobre la economía.

Según un estudio de Deloitte, “para el 2011 las mujeres controlaban aproximadamente US$20 trillones del gasto total de los consumidores, se espera que para el 2014 su impacto en el consumo sea de 28 trillones; las mujeres influencian hasta el 80% de las decisiones de compra directa e indirectamente”.

El crecimiento económico de Colombia depende también de su capacidad de aprovechar la innovación y creatividad del total de su población. Las mujeres son, indudablemente, una fuerza creciente de talento humano. Lo que requerimos son mujeres y hombres trabajando a la par, utilizando sus capacidades, experiencia y distintos puntos de vista en la resolución de problemas complejos, acelerando procesos de innovación e impulsando la economía.

Un estudio hecho por Catalyst en el 2004, muestra que entre 353 empresas de la lista Fortune 500, las compañías con más mujeres en cargos gerenciales obtuvieron un retorno sobre su patrimonio 35% más alto que aquellas con menos mujeres en estos puestos.

Las mujeres, entonces, representan una ventaja competitiva de la economía, que se refleja en aumento de las ventas, mercados ampliados y en una mejora en la contratación y retención de talento clave.

Existen mitos sobre los costos laborales asociados a la mujer que trabaja, por causa de la maternidad y el cuidado infantil. En este sentido, fórmulas como el uso de las tecnologías que permiten a la mujer trabajar desde su casa deben adaptarse al inmenso aporte que ella genera con su creatividad, a través de medios virtuales

Se requiere no solo de acciones que permitan a las mujeres un trato diferencial, sino una transformación de las estructuras, las prácticas y las jerarquías de la sociedad en su conjunto, situación que permitirá que las colombianas y los colombianos ejerzan sus derechos a plenitud, bajo las mismas oportunidades.

Ojalá este panorama nos permita continuar desarrollando acciones tendientes a garantizar la verdadera igualdad de género en Colombia, tarea que representa un vehículo imprescindible para el desarrollo del país. En cabeza de todos nosotros están las responsabilidades.

Julián Domínguez Rivera

Presidente Confecámaras